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Emprendimiento y proyectos

Mentalidad innata de emprendedor

Desde que tengo uso de razón, siempre he tenido la ilusión por crear. Ya fuese nuevos productos o empresas, tanto para lo privado como para lo público.

He tenido una experiencia laboral tan diversa como peculiar. A lo largo de la vida, compaginando diferentes formaciones, he trabajado en diversos puestos y sectores, y siempre que he podido, he emprendido diferentes proyectos, como el de Nabari.

Aunque todo proyecto merece la pena ser recordado, doy espacio a resumir un par de ellos. Alguno salió adelante y con algún otro no me fue posible, pero en la medida que me fue posible, jamás me detuve.

Toda idea, experiencia, victoria y sobretodo fracaso, me han ayudado a aprender. Y todo aprendizaje tiene recompensas: el poder planificar y desarrollar mejor, evitar o minimizar problemas, alcanzar logros con mayor facilidad… y crecer.

Aunque es innato en mí, el espíritu de emprendedor me fue forjado en el colegio. ¡Ay! Y qué buen recuerdo tengo del primer cheque que recibí a los 15 años, fruto de uno de mis primeros emprendimientos: fue de la empresa conservera Cusumano, por un anuncio que logré que pusieran en una de mis primeras páginas web. Junto al cheque recibí una carta con la que me animaban a seguir emprendiendo. Aquello me animó a continuar con aquél proyecto. Y es que los estímulos positivos (no necesariamente económicos, aunque ello sea un plus), favorecen la confianza en uno mismo y contribuyen a aumentar la energía ante las adversidades. 

Ander Aldekoa con Telarista Urbana, Arkaitz Santos Elorza de Komorebi y Mikel de Wikons, en una formación para el liderazgo gerencial en AEG Ikastetxea

Proyectos destacables

Hiriko

En torno a los 13 ó 14 años de edad, tuve la idea de crear algún día una marca vasca de automóviles ecológicos. Fue tras ver en el colegio la película Tucker, un hombre y su sueño (de Francis Ford Coppola), basada en hechos reales. Y ya en el año 2005, intenté llevar acabo aquella idea, realizando investigaciones y un proyecto básico.

Casualmente, 2006 me enteré de que el empresario vasco José Ignacio López de Arriortua (que ejerció un importante puesto en General Motors y que posteriormente fue fichado por Volkswagen como vicepresidente), tuvo la idea de implantar una nueva industria automovilística en Euskadi en 1992, así que le escribí una carta. Sólo me faltaba su dirección postal, pero cuando quise saberla, me enteré que ese hombre sufrió en 1998 un accidente de tráfico que lo dejó convaleciente. Por tanto, aún conservo la carta.

En 2007, busqué socios e inversores, consiguiendo que me contactaran de una empresa asturiana con capital saudí, inversores y empresarios de EEUU, Italia y Madrid, y otros que no se llegaron a identificar. Con ninguno de ellos di ningún paso en firme, porque me vi demasiado solo, sin equipo ni respaldo ante “gigantes”. Es por ello que decidí recular ligeramente para antes de nada, buscar apoyo institucional.

Desde 2008 comencé a tener reuniones en diversas instituciones; en una de ellas, en 2009, fui atendido por una amplia representación muy interesada en mi propuesta. Pese al interés institucional, la falta de medios económicos supuso un freno por el que apenas me podían llegar a ayudar. Me contactaron meses más tarde para saber cómo iba con mi proyecto, pero les comuniqué mi desistimiento. Yo solo y sin medios no podía llevarlo a cabo.

Hice lo que pude, lo intenté. ¿Fracasé en mi intento? Sí. Pero me siento orgulloso de haberlo intentado, de haber aprendido, de la experiencia.

Después, en 2010 “nació” el proyecto Hiriko, consistente en el desarrollo de un vehículo ecológico fabricado en Euskadi. Tras mi iniciativa y posterior rendición, hubo quienes tomaron el testigo, consiguiendo presentar el proyecto y un prototipo en 2012 en Bruselas, ante la Comisión Europea, aunque lamentablemente el proyecto quebró en 2013.

Vive A Tope

En 2009 creé una web educativa destinada a ejercer de referencia y prestar apoyo a personas de cualquier edad, acerca de valores, emociones, sexualidad, salud (estilos de vida saludables que propicien distanciarse del alcohol y las drogas), inculcación de la solidaridad, etc., sosteniéndose sobre un amplio apoyo psicológico (basado en documentación de organismos oficiales e internacionales) estático, dinámico y gratuito. El contenido, enfocado a personas que buscaran un lugar online donde obtener consejos (teniendo en cuenta que la mayoría de personas que buscan soluciones, consejos o ayuda que lo hacen de forma individual, por miedo o vergüenza, lo hacen en Internet) ante situaciones varias de la vida.

Y así fue parte de la portada de la web a 14 de abril de 2010.

Una web para ayudar a quienes buscaban ayuda, para guiar a quienes necesitan consejos, para transmitir y hacer sentir que hay que “vivir a tope la vida”, aprovechándola, disfrutándola, ayudando y respetando a los demás, cuidándose y respetándose une misme, porque este es el modo de encontrar respuestas y de alcanzar de un modo u otro la felicidad.

Aunque comencé a llevar a cabo este proyecto aquél año, antes de poder perfeccionar la web y constituir la ONG (asociación sin ánimo de lucro que estaría tras la página), tuve que pausar el proyecto en 2010 por falta de medios económicos. Digamos que no detuve el proyecto, sino que lo pausé. Tiempo al tiempo.

Tráfico de Ventiladores

Allá por 2010, creé y llevé adelante un negocio online dedicado a la venta de ventiladores para ordenadores portátiles y otros componentes electrónicos. Dado que el nombre resultaba llamativo y turbio (simplemente pretendí ser pícaro con el nombre, sin hacer alusión a nada realmente ilegal), además de visitas de compradores y otros internautas, registré visitas a la web de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. No obstante, todo estaba en regla y aquello quedó guardado para el anecdótico recuerdo. Apenas estuve con el proyecto y puesta en marcha del negocio durante un año, porque simultáneamente estaba a otras cosas y pasé a ponerme con otras (eso sí, también todas legales pero sin nombres pícaros). 🙂

In Ocean

En 2013 ideé un negocio, cuyo proyecto y formalización como empresa realicé junto a dos socios. Se trataba de In Ocean Comunicación, empresa dedicada a prestar servicios de desarrollo de páginas web y marketing online (redes sociales y SEM). La principal razón de ser de In Ocean, fue la de generar ingresos para dedicárselos, en la medida que por mi parte fuese posible, al desarrollo de Nabari.

Debido a que la empresa de marketing requería una excesiva atención y suponía unos gastos iniciales que difícilmente podía sostener, mis socios y yo nos vimos en la tesitura de cerrarla en marzo de 2014.

Nabari

A comienzos de 2012 tuve una idea que convertí en realidad: sin dinero (nada, cero) pero habiendo invertido grandes dosis de esfuerzo, dedicación y paciencia (en combinación con una actitud positiva y luchadora, y unos valores a los que no renuncié), creé y llevé adelante un proyecto de empresa dedicado al diseño, fabricación, distribución y venta de moda ética, orgánica y ecológica de alta calidad, con innovaciones exclusivas (tecnología y biotecnología patentadas) y más.

Pensé en el que nombre ideal de la marca sería Nabari, que en euskera significa ‘Destacado’. ¿Cómo me lancé a ello? Aunque la historia sería digna de una novela cómico-dramática, podría resumirla en que confié en mí mismo, ideé soluciones e invenciones pensadas en las personas y tiré adelante pese a las adversidades… siempre con valores, con una base irrenunciable de principios éticos.

Ante la dificultad de los primeros momentos y lo conveniente que veía formar un buen equipo, me puse a buscar a las personas adecuadas. La empresa, constituida como Nabari Textil S.L. en junio de 2013, pudo dar sus primeros pasos gracias a los fichajes que fui haciendo para hacer equipo. Y es que con un buen equipo, todo proyecto se hace más fuerte.

Entre otras cosas, en 2013 viajé miles de kilómetros (post sobre mi viaje a Asia) con la finalidad de conocer y evaluar de primera mano el proceso y la calidad de las materias primas necesarias, así como la dignidad humana y laboral.

La producción sostenible, las materias primas orgánicas, la ausencia de sustancias nocivas y las condiciones laborales dignas fueron aspectos irrenunciables del proyecto que llevé a cabo… por lo que, finalmente, la fabricación fue realizada en el occidente de Europa.

En 2016, como consecuencia de diversos problemas acontecidos fuera de Nabari (y otros internos, propiciados por intereses de poder de algunos accionistas), han dañado a la compañía hasta lo más profundo. Pese a ello, no me he rendido y he seguido trabajando en evolucionar el producto, en afianzar un equipo de nivel internacional (prevista la comercialización en Alemania, Suiza, Austria, UK…), en el aprendizaje y elaboración de una nueva web, en la comercialización de productos Nabari en 10 puntos de venta (6 activos -en Bizkaia, Madrid, Barcelona e Internet- y 4 por activar -en Bizkaia, Andorra e Internet-), además de preparación de envíos, puesta a cabo de acciones de marketing, participación en pasarelas y entrevistas, diversas negociaciones y reuniones, búsqueda de financiación y gestión general, entre otras acciones.

Resultado y conclusiones de Nabari

Quise hacer con Nabari una marca y compañía rentable rentable, sin renunciar a llevar una política de responsabilidad social, pues ella era su razón de ser.

El resultado fue una empresa con productos únicos, sostenibles, exclusivos (a la par que inclusivos) e inteligentes. Para ello, conseguí el apoyo de diversos inversores, la asociación con un laboratorio, con un equipo de ingenieros y con socios estratégicos.

Además, alcancé acuerdos con un afamado diseñador de reconocido prestigio internacional y con otros socios, colaboradores y empresas, que contribuyeron a incrementar el valor de Nabari.

En definitiva, Nabari fue una compañía que desarrollaba y aplicaba innovaciones éticas, a fin de aportar soluciones de alto valor a las personas y con respeto al medio ambiente. Esta empresa, con un proyecto rentable, innovador, ético y con proyección internacional, y cuya primera colección diseñada por el que fue un reconocido diseñador, presentando los polos de Nabari en la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid en 2014, tuvo un prometedor futuro gracias a su demostrable proyección internacional, las innovaciones, los procesos en I+D+i propios, su equipo y los apoyos privados que se estaban sumando.

Pese a las dificultades, aspiré a seguir llevando a Nabari a lo más alto, gracias al aprendizaje de fracasos, consejos y experiencias, pero también gracias al apoyo de personas con alto potencial, y por supuesto dando pie a mi creatividad y a la de mi equipo. También, compaginando el liderazgo de Nabari, aspiré a crear otras empresas de valor en un futuro, con las cuales pretendía crear empleo, llevar adelante proyectos que pudieran aportar soluciones a la sociedad y contribuir a hacer de éste un mundo mejor, con una total responsabilidad social empresarial.

En 2018 participé en ponencias de relevancia, fui invitado de honor de la Fashion Week de Hong Kong y a punto de entrar en importantes mercados internacionales, todo terminó reventando, a causa de boicots y otras acciones que, dentro de mis posibilidades, traté de combatir y solucionar. En parte, porque poderosos marineros intentaron apoderarse de un timón que no permití ceder. Y ante los problemas que en parte por ello se sucedieron, como capitán, me hundí con el barco en 2022.

¿Un futuro para volver a emprender?

Emprendedores hay millones en el mundo y cada cual tiene sus propias peculiaridades. No aspiro a ser como otros ni a ser mejor que nadie. Aspiro a seguir siendo yo mismo, cada vez mejor en formación, experiencia y calidad humana, y aprendiendo del buen ejemplo tanto de emprendedores como de quienes no lo son.

Soy inquieto, no paro y me gusta ser así. Me apasiona conocer mundo, aprender y luchar por él. Una pasión con la que pretendo contribuir mediante el emprendimiento social, con la que quiero luchar por los Derechos Humanos y la sostenibilidad, con la que quiero desatar aún más mi creatividad. Y veo al emprendimiento y la innovación compatibles con el activismo, la concienciación, la evolución social.

Y soy consciente de que, para hacer grandes cosas con buenas finalidades, es necesario rodearse de las mejores personas. No me refiero únicamente a la profesionalidad o altas capacidades, sino sobretodo, a la bondad y buena voluntad.

¿Te mueve hacer algo, tienes algo entre manos o te inquieta alguna idea? Si crees que podemos trabajar juntos, ni lo dudes; contáctame sin reparo.

Inventos

Desde la infancia he imaginado y experimentado diversos inventos. En torno a los 8 años de edad, construí una rudimentaria mochila flotante anti-balística (aunque no me faltó creatividad, otra cosa es que llegara a funcionar), hice un raíl de imanes para levitar un tren de Lego (aunque más tarde me enteré que ya habían desarrollado sistemas reales en algunos países) y muchas otras tantas ideas que pasaron al olvido a más temprana y más tardía edad. Entre otras, ya más recientes que trato de llevar adelante:

En 2012 ideé una innovación biotecnológica que fue desarrollada en 2013 y que en 2014 he patentado mediante mi empresa / firma de moda Nabari. También en 2013 ideé una innovadora tecnología para el sector de la publicidad, que trataré de desarrollar y patentar el día que disponga medios para ello, lo cual no tiene que ver con mi negocio textil.

En 2014, con más dosis de imaginación, ideé una útil innovación tecnológica para Nabari que patenté el mismo año.

En 2015 ideé más innovaciones: cuatro para aplicar en el mundo textil, otra para personas invidentes, otra para la protección de animales…

En 2016, cuatro nuevas innovaciones para el sector textil, seis para el mundo del cine, dos para el sector de las telecomunicaciones…

En 2017, una innovación para la protección y seguridad de fincas y cultivos.

En 2018, 2019, 2020, 2021, 2022… otras tantas ideas llenas de innovación. Y aunque he seguido soñando despierto, buscando mejoras y soluciones, lo cual me da vida, he dejado de anotar, buscar y corroborar cualquiera de la patentabilidad de mis ideas.

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